El Parque Nacional de Timanfaya es el único parque
nacional de La Red Española de Parques Nacionales
eminentemente geológico y representa una muestra
del volcanismo reciente e histórico en la Región
Macaronésica. Las erupciones volcánicas ocurridas
entre 1730 y 1736, y en 1824, dieron lugar a
numerosas estructuras geomorfológicas de elevado
interés vulcanológico. La ausencia de un manto de
vegetación, la extrema rugosidad de las formas y la
variedad de colores presentes, rojos, pardos, ocres,
negros y naranjas, junto a la silueta de los volcanes y
abrupta costa confieren al parque una extraordinaria
belleza.
Norte
Una experiencia inolvidable conocer este monumento natural
nacional de La Red Española de Parques Nacionales
eminentemente geológico y representa una muestra
del volcanismo reciente e histórico en la Región
Macaronésica. Las erupciones volcánicas ocurridas
entre 1730 y 1736, y en 1824, dieron lugar a
numerosas estructuras geomorfológicas de elevado
interés vulcanológico. La ausencia de un manto de
vegetación, la extrema rugosidad de las formas y la
variedad de colores presentes, rojos, pardos, ocres,
negros y naranjas, junto a la silueta de los volcanes y
abrupta costa confieren al parque una extraordinaria
belleza.
Norte
Sur
La erupción del Timanfaya
"El día 1 de septiembre [de 1730] , entre las nueve y las diez de la noche, la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de Yaiza... y una enorme montaña se levantó del seno de la tierra",2 según el testimonio del párroco Lorenzo Curbelo. La isla se transformó por completo. Nueve pueblos quedaron enterrados (Tingafa, Mancha Blanca, Las Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña de Plomos, Testeina y Rodeos) y durante seis años la lava se extendió por la zona sur cubriendo un cuarto de la isla y llenando las vegas cercanas de cenizas volcánicas. En 1824 de nuevo comienzan la erupciones en Timanfaya, dando origen a los llamados Volcán de Tinguatón, Tao y Nuevo del Fuego. Se produjeron terribles hambrunas y buena parte de la población se vio obligada a emigrar. Desde entonces el paisaje se ha transformado gracias a las técnicas agrícolas de cultivo sobre lapillis volcánicos que los Lanzaroteños emplean para captar la humedad de los alisios.
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