El
carnaval majorero
Los
antecedentes del Carnaval se remontan casi al mismo inicio de su
historia.
Así, ya en el siglo XVI, su afición a los bailes de máscaras y
los grupos d cuerda y púas que siempre alegraron los pueblos y
barrios de la isla.
El
Carnaval se mantendrá en lo sucesivo en un entorno familiar y
vecinal,
en el que contrastan los disfraces y máscaras de los salones más
adinerados con las sábanas de los barrios más humildes. Ya por
entonces se
realizaban los primeros desfiles o
paseos con música y la quema de voladores. Aunque la fiesta debía
parar a medianoche, porque la Inquisición ya impuso una primera
limitación justificada en motivos religiosos.
En
los pueblos se celebraba la fiesta de las mascaritas. Los niños se
vestían con ropas de sus padres y madres e iban por las casas
cantando cucurucucucucucucucu…… y cuando llegaban a la casa de
los vecinos le pedían un huevito que recolectaban dentro de una
cestita de mimbre para luego preparar una tortillas de carnavales
exquisitas.
La
fiesta vive su primer salto importante a mediados del siglo XIX, con
la aparición de instituciones socio-culturales con
capacidad para convocar fiestas con motivos diversos, complementadas
por las primeras cabalgatas de carrozas y carros alegóricos
acompañados por las máscaras.
La
regata de los achipencos cumple 20 años y
es uno de los espectáculos más importantes en el carnaval majorero
desde que comenzaron y
en Así Andamos, colectivo carnavalero responsable de poner en marcha
la iniciativa, lo celebran por todo lo alto. En un local de la calle
León y Castillo, en la capital, ultiman los preparativos para esta
edición tan especial.
Así
Andamos nació en 1980. El primer viernes de carnaval salían todos
juntos a modo de exaltación de la amistad. Un día crearon un grupo
gastronómico-carnavalero y se les ocurrió hacer algo distinto que
diera identidad propia a las carnestolendas de Puerto del Rosario.
«Se nos ocurrió hacerlo en la bahía y salimos por primera vez en
1998.
Aquella
primera vez solo participaron cinco achipencos y la regata se hacía
en paralelo al muelle comercial, a diferencia de hoy en día, que
sale de la rampa deportiva del muelle comercial y acaba en Playa
Chica. «Salimos cinco achipencos: dos de Así Andamos, otro de
Fonfo y Patico, otro de la gente de Majo y Limpio encabezada por
Juan Pedro Peña y otro lo hicieron Juan Jesús y Tino Jordán»,
explica Romero.
La
regata llamó la atención desde el primer año y acabó
convirtiéndose en todo un acontecimiento. «En alguna edición han
llegado a haber 72 achipencos y ahora la media es de unos 40»,
añade el tesorero del grupo carnavalero.
La
regata se celebra el primer domingo de carnaval para que, en caso de
que tenga que ser suspendida por mal tiempo, aún quede el martes de
carnaval para hacerla y que el laborioso trabajo de fabricar un
achipenco no sea en vano: «En dos ocasiones se ha tenido que pasar
al martes», añade.
Los
primeros diez años la regata la organizaba Así Andamos con la
colaboración del Ayuntamiento. A partir de entonces, al entender
que el espectáculo se había convertido en un evento de interés
general, y a pesar de que incluso lo habían patentado, Así Andamos
cedió todos los derechos al Ayuntamiento de Puerto del Rosario. A
día de hoy el colectivo carnavalero sigue colaborando en la
organización del evento y, por supuesto, participando con un
achipenco que ayer mismo estaban terminando de montar, si bien no
quisieron mostrarlo ni desvelar ningún detalle sobre el diseño y
alegoría.
El evento ha contribuido a crear
grupos del carnaval que cada año se organizan para participar en la
regata. Los achipencos (artilugio carnavalero hidrodinámico
impulsado por energía no contaminante obviamente) se fabrican con
materiales reciclados y no pueden tener motores que los impulsen.
También
se celebran las galas de las elecciones de la reinas de carnaval, la
gala drag, las carrozas y bailes por todos los pueblos de la isla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario