NUESTRO COMEDOR

NUESTRO COMEDOR

Bienvenida al curso 2017/18

El lunes día 8 de septiembre nos hemos embarcado en un nuevo curso escolar que vendrá cargado de contenidos muy buenos, de experiencias compartidas, de ilusiones y de mucho trabajo hecho en armonía y con ilusión. Para ello hemos celebrado el primer día de clase con un encuentro de todos los alumnos del centro desde Infantil a quinto de Primaria.
AVISO A LOS USUARIOS
Para ver las fotos y los slideshares tienes que ir a la parte derecha donde están las etiquetas y pinchar en GALERÍA DE IMÁGENES.Cuando las hayas visto, al final de la página pinchas en entradas antiguas y verás más.

martes, 3 de noviembre de 2015

El duende en el molino de gofio de Tiscamanita


El duende en el molino de gofio de Tiscamanita

Había una vez un niño llamado Aythami que vivía cerca de un viejo molino de gofio, todas las tardes después que él regresaba de la escuela, su mamá le mandaba a recoger piñas de millo para moler sus granos y hacer el rico gofio. Pero a veces Aythami le mentía diciéndole que estaba enfermo para no hacerle el favor. Una tarde, cuando recogía en su cesta unos higos sintió que alguien lo llamaba, al voltear él pudo ver que detrás de un árbol, escondido tras el tronco se encontraba un niño que usaba una vestimenta extraña, llevaba zapatos de punta larga y una bata de color marrón, y en su cabeza de orejas puntiagudas tenía un  sombrerillo con plumas a un lado. Ayhtami se asustó y salió corriendo, pero al correr sintió que el niño detrás del árbol lo llamaba y le decía, Aythami, regresa, no te haré daño, quiero hablar contigo porque voy a hacerte un regalo. El escuchó lo que le gritó el niño y dejó de correr, el otro niño se acercó a él y le dijo. No te miento, tengo un regalo para ti, pero no  podré dártelo hoy. Si lo quieres tendrás que ir mañana al molino de Tiscamanita y allí me encontraras. El niño salió corriendo y volvió a esconderse detrás de la planta, cuando Aythami lo persiguió y buscó detrás del tronco allí no había nada.
Al día siguiente Ayhtami se levantó temprano y acudió a su escuela, como lo hacía todos los días, pero no podía quitarse de su pensamiento el regalo prometido. Al regresar al mediodía a su hogar su madre lo envió a buscar las frutas para hacer su mermelada que vendía en su casa.
Ayhtami tienes que ir a buscar las piñas de millo, pero debes tener mucho cuidado con el duende mentiroso.
-¿Con el duende mentiroso? -preguntó -
-Sí, con el duende mentiroso, es un niño que vive en el molino, usa zapatos de punta larga, una bata marrón y sus orejas son puntiagudas, nadie le cree lo que dice porque es un mentiroso.
Ayhtami se quedó impávido sin dura era el niño que él había visto el día anterior, sin embargo no le dijo nada a su madre, porque si le decía entonces no obtendría el regalo que ese niño le había ofrecido. Ayhtami comió, tomó una ducha tibia y fue a la higuera con su cesta para recoger las frutas que su madre vendía. Pero al estar ya recogiendo las frutas pensó en el regalo que aquel niño debía darle y con prisa salió corriendo hacia el abandonado molino de gofio que se encontraba a lo lejos, Ayhtami corría con la cesta en la mano y al llegar al destartalado molino no encontró a nadie. Merodeó por los alrededores pero no vio al extraño niño que había hablado con él la tarde de ayer.
 Cuando Ayhtami estaba listo para partir escuchó la voz del extraño muchacho que le gritaba desde arriba del molino.
-¡ Ayhtami no te vayas!, ¡Espera que tengo que darte tu regalo!. El niño ansioso esperó mientras el otro niño bajaba las destartaladas escaleras del viejo trapiche.
Al llegar a él tenía algo en la mano.
-¿Que llevas en la mano? -le preguntó Ayhtami al niño-
-Es tu regalo – le contestó él- abre la mano y te lo daré
El lo abrió con su mano derecha y el niño colocó en esta un trocito de pella de gofio.
Ayhtami se tornó molesto
 -Pensé que era un regalo de verdad -gritó- me has engañado, tienen razón las personas al llamarte el Duende mentiroso -insultó Ayhtami enfadado por lo que le había hecho el niño.
-No es mentira dijo el duendecillo con ganas de llorar, porque le había dolido mucho el insulto de Ayhtami lo que te he dado es un regalo de verdad, porque ese grano de millo no es un grano común y corriente es una grano mágico.
-No te creo -reiteró Ayhtami listo para retirarse de vuelta a recoger sus frutas.
El duendecillo se tornó aun más triste y comenzó a llorar -tienes que creerme, un hada me convirtió en el duende mentiroso porque al principio decía muchas mentiras y ahora nadie me cree, pero me dieron una segunda oportunidad para enmendar mis errores y diez personas tienen que creerme para volver a ser lo que era antes, para recuperar mi aspecto de niño normal y tú eres el ultimo que falta en la lista de los que me han creído para que se rompa el encanto de duende y vuelva a ser un niño normal -dijo con lagrimas en los ojos-
Ayhtami se acercó a él, no quería ver sufriendo al duendecillo y decidió darle una segunda oportunidad. quieres explicarme eso -le preguntó .
-El hada regresará a quitarme el hechizo solo si diez personas vuelven a creerme y tu eres la numero diez, me tienes que ayudar para volver a ser un niño común -le dijo llorando-
-¿y que debo hacer? -preguntó .
-Si me crees los granos de millo se volverán oro y no solo se volverá oro ese que tienes en la mano sino que también serás dueño de unos chocolates que tengo escondido en el molino.
Ayhtami se asombró por la historia y acompañó al duende que lo llevó dentro del viejo molino donde todavía tenía un recipiente lleno de chocolates.
Cuando llegaron al centro del molino el duende le mostró a Ayhtami el recipiente con los chocolates y le dijo.
-Ahora piensa que todo lo que te estoy diciendo es verdad y el grano de millo que tienes en la mano se convertirá en oro.
Ayhtami le creyó de corazón, empuñó con fuerza el grano de millo y al abrir la mano la semilla amarilla brillaba como el sol en su palma -es cierto dijo Ayhtami asombrado-
En ese momento la imagen de un hada bella y rubia que alumbraba el recinto  apareció en el aire y con su mano tocó la cabeza del niño que hasta ahora usaba vestimentas extrañas. El duende cambió inmediatamente de aspecto, su sombrero desapareció y volvió a ser un niño normal con ropas comunes ante los ojos asombrados de Ayhtami.
Antes de marcharse el hada le dijo -no volverás a mentir y veras que cada palabra que digas de ahora en adelante brillará como el oro por la verdad que tienen dentro igual como se convirtieron las semillas de millo y desapareció en el aire.
El niño estaba muy contento, tomó la olla con los granos de millo que ahora eran pepitas brillantes de oro y se lo regaló a Ayhtami le dio las gracias por haberle creído y salió corriendo, gritando que era nuevamente un niño normal como había sido antes de convertirse en un duende mentiroso.
Ayhtami regresó a su casa con la convicción de que jamás  mentiría de nuevo, corrió con la olla de pepitas de oro y la dio a su madre, quien la usó para montar el puesto de frutas confitadas mas bello y colorido de todo el pueblo.
Y colorín, colorado este cuento se ha acabado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario